Al parecer, Felice Varini puede hacer lo que se proponga. Conocedor a cabalidad del funcionamiento de la percepción visual y los mecanismos de la perspectiva y la visión, se las arregla por medio de la anamorfosis para jugar con las leyes que rigen al espacio. Por una parte enfatiza -literalmente subraya- la estructura del lugar y las líneas que lo configuran para después subvertirla, flexibilizándola. A la inversa de la «trampa al ojo» en pintura, que busca hacer de su ficción un «real espacio», Varini transforma una fracción del espacio real (aquella que se encuentra encuadrada) en pura representación, exponiéndola como ficción. En otras palabras, hace la magia para revelar el truco: al cambiar de punto de vista, la ilusión se desarma y se revela el artilugio.
Sabiendo que la perspectiva es ante todo un artificio de la mirada para organizar -y representar- el espacio; Varini hace hace de todo espacio materia visual, pura imagen. De este modo, el espacio pasa de ser una realidad concreta, estable y definitiva, convirtiéndose en un terreno editable, elástico (como algunas obras de Escher) y por qué no, virtual.
All images © Felice Varini
Ojo de pez 